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jueves, 28 de mayo de 2015

Suspiros al aire

Siempre me han gustado los textos cortos por la fuerza que encierran en pocas líneas, hay que jugar muy bien con las palabras para transmitir mucho con tan poco. Yo siempre recuerdo con viveza uno que me fascina. Se trata de Su amor no era sencillo, del genio uruguayo Mario Benedetti, que dice así:
"Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales."


En los últimos tiempos a raíz de tener el blog me ha surgido a mi un interés por tratar de hacer cosas similares. Las he ido colgando en facebook porque no tenían entidad para una entrada, pero he decidido recopilarlas cada cierto tiempo para que sean fácilmente accesibles y así los lectores del blog que no me conozcan, puedan leerlo tambien. No tienen títulos originalmente, pero se los he puesto para facilitar la ordenación. En unos casos dicen mucho y en otros poco.

Lo que sí tienen en común todos estos textos son que suponen suspiros al aire, pensamiento que verbalizar antes de perderse, ideas que recoger y gritos que callar; pero en todo caso: otra forma de dejar a mi corazón expresarse.


Chaleco antibalas
El silencio descerraja gritos cuando procede de una ausencia. Pero ambos sabían que sobrevivirían: él tenía el chaleco contra esas balas, mientras ella parecía tenerlo hacía sus palabras.


De tu espalda al cielo
Los arabescos que en tu espalda dibujarían mis dedos es la única moneda que me asegura plaza de viaje hacia el cielo.
Bésame y rompamos juntos el billete de regreso.


La belleza en tus detalles
Mientras apuraba la cerveza la miraba discretamente ocultándose tras el vidrio. Observaba detenidamente las imperfecciones de su rostro traducidas a través del reflejo de los tragos dados, y no podía dejar de preguntarse por qué anhelaba tanto tomar al asalto sus labios. Entonces un golpe seco lo despertó de su ensoñación.
Era su corazón, que de nuevo volvía a latir. Le estaba tratando de recordar que la belleza se encuentra en los detalles que solo nuestros ojos eligen.


Yonqui del amor
No creyó en el destino hasta que no se le puso delante. Él era yonqui y ella su traficante. Nunca la llamó camello, pues solo cambiaban sonrisas por besos en el cuello.


El reposo del guerrero
Ella ladeó con delicadeza la cabeza y acercó la boca a su cuello para susurrarle lentamente en el oído, como quien deja que el vestido de seda baje despacio lamiendo la piel hasta depositarse manso en los pies: No temas, confía en mi, no te voy a dejar caer. Cuando tus pupilas se dilaten por el pánico de ver como se aflojan los nudos de la cuerda que te mantiene sobre el barco, alarga el brazo al vacío y allí estará mi cabello para enredarse suave entre tus dedos y mis ojos se clavarán en los tuyos señalándote el camino hasta mi pecho. Descansa tu cabeza en él y yo te calmaré la sed.


Sonríe siempre
Si el día te vence y tu sonrisa se esconde, no te escondas tu. Mira a tu alrededor y verás cuantos hombros hay dispuestos a que reposes en ellos, cuantas manos tendidas preparadas para levantarte, cuantos dedos rebañando la lágrima de tu mejilla y palabras salidas de bocas amigas, listas para recordarte que nunca te olvides de sonreír.
No existen días malos para sonreír porque la sonrisa es el único medio de iluminar los días más grises.


Tu sueño, mi vigilia
Cuando los párpados de ella se cerraban, es cuando más despierto se sentía él. En sueños era el único momento del día en que esa sonrisa le pertenecía, hasta que todo se esfumaba llegada la vigilia, pero aún rebañaba los restos de ilusión que se desprendían de sus propios párpados para levantarse de la cama y afrontar un nuevo día.


Mujer
Estoy pensando de buena mañana que, después de meses en mirada introspectiva, he descubierto lo que soy.
No soy más que el reflejo del amor de las mujeres de mi familia cuando era un crío, del consejo de mis amigas mientras crecía, de lo que me enseñaron las mujeres a las que amé cuando ya era un hombre y de la ilusión por la mujer a la que anhelaré amar.
Gracias a todas, sin necesidad de que nadie nos diga que x día es el día de la mujer. Vuestros días son todos y que nadie os haga creer lo contrario.


Sonríe, por mi
Cuando alguien te pide que sonrias aunque no te apetezca no es porque te engañes a ti mismo,es porque la sonrisa de otra persona es el generador más fuerte de felicidad para la gente que te rodea y a la que tampoco le apetece sonreir

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