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miércoles, 25 de mayo de 2016

Fútbol Sala: recuerdos, sueños y recortes.

Tamara y Susana me van a matar. Llevan alentándome meses para que recupere el blog volviendo a escribir; y cuando lo hago, es con una entrada titulada fútbol sala. No es tan extraño, ya tuve ocasión hace casi un año de escribir una sobre el Real Zaragoza. Ocurre en determinadas situaciones, cuando necesitas salir un poco por la tangente de los temas de relativa ficción para meterte en el mundo real a pecho descubierto. Suelen ser entradas de poco éxito, como si alguna lo tuviera, pues están creadas más introspectivamente que para ser reflejadas en el exterior. No es relevante, lo importante de este blog es su utilidad personal.

Esta es una de esas ocasiones. Llevo unos días queriendo devorar fútbol sala, concretamente fútbol sala burgalés. Leyendo, escuchando o hablando sobre ello, sobre lo vivido el sábado y sobre los últimos 15 años. Y con la necesidad de verbalizarlo de alguna forma... ¡qué mejor que en un blog para hablar de lo que me apetece sin aburrir a nadie directamente! Escribirlo como una forma de entenderlo y entenderme. Comprender porque estoy tan feliz por este ascenso, porque me pinté el pelo y la cara de blanquiverde, porque hicimos algunos locos 1.000 kilómetros en 24 horas, porque nos dejamos la voz y acabamos sin camiseta en un pueblo de Pontevedra del que nunca habíamos oído hablar.

La familia del fútbol sala celebrando el éxito

Ya, ya sé lo que estáis pensando quien me conocéis: porque siempre te gusta dar la nota. Vale, eso es cierto, a pesar de mi natural timidez no soy de los que les importa llamar la atención en según que situaciones. Y por supuesto realicé lo descrito en el párrafo anterior porque todos los que forman el Juventud del Circulo me han tratado siempre genial y son un grupo humano de lo mejor que puedes echarte a la cara en una pista o fuera de ella. Por eso sé que sabrán arropar a Rodrigo Martinez como se merece, aprovechando a mandarle desde aquí mucha fuerza.

De hecho mi idea original era haber escrito sobre ellos directamente, sobre el equipo y sobre cada uno de los que lo forman como homenaje a lo conseguido para todos nosotros, los que amamos el fútbol sala de nuestra ciudad. Pero ayer leí un mensaje que Darío, uno de los porteros, escribió y no hubiera sido yo capaz de describir mejor la situación de lo que él lo hizo. Y es normal, porque comprendí que nadie mejor que ellos para saber lo que forman. Porque nadie es tan bueno como todos juntos.

Y pensando en la razón de mi alegría, he llegado a la conclusión definitiva: me veo reflejado en ellos, veo reflejado en los miembros del equipo y del cuerpo técnico mis mejores recuerdos y mis anhelos más profundos en el deporte del 40x20, aderezado por el amor común hacia el mismo. Por eso es cierta la frase que alguna vez he oído o leído que les recordaban: no sabéis la suerte que tenéis, sois unos privilegiados.

No necesitaré nombres para recordar que allí junto a mi en la grada estaba mi primer año en escolares ya como cadete, después de superar mi timidez para apuntarme a un equipo, algo que siempre negaba cuando mi padre insistía año a año. Y tantos momentos y equipos compartidos con él después de eso.

Roto el hielo llegaría el momento de las rivalidades contra Pintor y La Salle en escolares y contra el propio Juventud del Círculo en federados por la hegemonía, nunca resuelta, del fútbol sala de cantera en la ciudad. Mi mayor rival de entonces en ambos ámbitos estaba ahí en la cancha, y yo llevaba una camiseta suya en la grada después de haber llegado a compartir equipo, el Círculo se cerraba.

La etapa del Burgos FS B tiene un grato sabor en mi memoria. Eramos un grupo de chavales con mucho fútbol sala en las piernas y una gran relación. Muchos llegaron a jugar en Segunda B. Yo no tuve esa suerte, pero recuerdo el valor de las decenas de entrenamientos con el primer equipo compartiendo pista con probablemente la mejor generación que ha dado la ciudad, futbolistas a los que admiraba y que tuve la suerte de conocer.

Sí llegué a estar convocado para un partido, cómo olvidarlo. Era un sábado de Barca-Madrid pero lo importante para mi es que jugábamos contra la Universidad Europea de Madrid. Ha pasado una década pero tengo cada momento grabado en mi mente: el bus, la comida de camino, escribir mensajes (lejos quedaba whatsapp) a Diana y sobre todo la arenga antes de saltar a cancha. Las palabras exactas. Jitxo, si tienes que saltar a cancha, con dos cojones. No tuve que hacerlo, la portería estuvo bien cubierta los 40 minutos por un antiguo compañero del filial. Pero estaba preparado, si algo me ha aportado el fútbol sala todos estos años es confianza en mi mismo, probablemente mi personalidad hubiera sido muy distinta sin él. Probablemente este sábado no me hubiera atrevido a llevar la cara pintada.

Porque volviendo al ascenso, allí estaba a pie de pista quien me convocó e hizo debutar en otra ocasión con el primer equipo. Fue un simple torneo amistoso  en Briviesca (otra conexión con el sábado) pero ante el GSI Bilbo de División de Honor. Unos segundos que guardo con gran cariño, aunque solo tocase un balón. O quizá ni llegue a tocarle y mi mente quiere recordar que sí. También estaba allí uno de los héroes de esta tarde gallega, pero en honor a la verdad solo lo he recordado a raíz de ver la fotografía de entonces. Son muchos años metiéndome con él, sabrá perdonar este olvido.

La calidad de imagen no es buena, pero sí lo son los recuerdos y el equipo

La posición de portero no es la más sencilla para debutar y siempre se dice que estamos un poco locos, puede ser. Mas no es eso lo fundamental. Lo importante es la relación especial que se crea entre cancerberos y que observo también en el trío de la Juve, recordándome a tantos buenos compañeros en mis equipos. Nos jugamos directamente con los otros saltar a pista pero en cada entrenamiento felicitas cada buena parada, minimizas el posible error y alientas cada jugada futura como si tus minutos en pista no dependieran de que tú estés más fuerte que los compañeros. Para mi es la expresión máxima de difuminar la individualidad e integrarla en beneficio de la colectividad, la clave de este ascenso por parte de todos los arlequinados. La clave del éxito en la vida.

En el equipo que salto al Municipal de Pazos también vi reflejados incontables torneos de verano jugados, con especial cariño por la semana que pasaba en Quintanilla del Agua cada verano, así como muchos amigos y rivales de torneos amateur que se disputan y disputaban en la ciudad. También integrantes de los equipos de 1º B a los que iba a ver siempre que había ocasión, y de los que absorber también consejos, entonces y ahora.

Pero el último gran recuerdo que me viene a la mente antes de liberaros de la obligación que os habéis autoimpuesto de llegar hasta el final, los que lo hayáis hecho, es de los más dulces. Se trata de mi etapa como formador junto a mi gran amigo Carlos Pérez, he aquí una excepción poniendo el nombre por la gran cantidad de fútbol sala que ha aportado a la ciudad. Muchos de nuestros pupilos  de escolares llegaron a jugar en los distintos equipos de la Juve, e incluso uno de ellos amenazaba la portería gallega el sábado. Aún me veo junto a ese cadete espigado que venía de fútbol, dándole consejos sobre como regatear al portero en fútbol sala. Aprendió bien la lección, porque en estos años se ha cansado de hacerlo, aunque el talento le venía de serie. 

Tuvimos la oportunidad incluso de formar parte de la familia juventina en el año de creación del equipo cadete, por desgracia desaparecido. Y aunque ninguno de nuestros jugadores llegó al primer equipo, en el actual equipo juvenil del Hotel Ciudad de Burgos está de segundo entrenador nuestro capitán de entonces. Algo hicimos bien si siguió amando este deporte, que es lo más importante que a todos nos queda tras tantas horas en la pista, se haya llegado donde se haya llegado.

Foto de 2008, todos fuimos jóvenes

Es una entrada que quizá no tenga sentido hacer si se entiende como un currículo deportivo. No es tal, pues mi trayectoria no puede ser más modesta. Esta es una tarde lluviosa junto a recortes de periódico pasando las manos por el tacto rugoso y amarillento del papel; abriendo esa carpeta de retales donde se almacenaban desde joven los sueños de defender porterías como quien defiende su vida. De horas de parqué rodando por el suelo, de tardes nevadas yendo a entrenar, de días enteros de sábado viviendo el fútbol sala en su expresión más vivificada.

Pretende ser el modesto homenaje a través de mis recuerdos a toda la plantilla del Juventud del Círculo de fútbol sala. Porque ellos ayudaron a construir tal cantidad de recuerdos y son el trozo más vivo que queda del sueño que todo amante del fútbol sala burgalés tuvo desde la base.

Gracias por hacerme volver a zambullir en tantas horas de fútbol sala almacenadas en mi memoria y gracias por recordarme que los sueños también se cumplen. Enhorabuena, el fútbol sala burgalés está en buenas manos.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Nacho! De ti también tengo muchos recuerdos, desde que eras un pipiolo en La Salle hasta ahora compartiendo equipo! Mucha clase,dentro y fuera ;)

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  2. ¡Me encanta cuando la gente escribe con el corazón! ¡Me has recordado en unas líneas un montón de buenos momentos vividos, muchos de ellos contigo! Gracias y gracias por lo que hiciste el fin de semana a lo Braveheart. (Uno que sale en la foto de Briviesca con mucho más pelo).

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    1. Con ese nombre de Mister no hacía falta la aclaración, no podía ser otro en Burgos! Muchas gracias por tus palabras, esperemos seguir acumulando buenos recuerdos.

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